Andrés Vázquez de Sola Domingo (San Roque, Cádiz,1927‐Monachil, Granada, 2024) no sólo fue un formidable dibujante, pintor, periodista y escritor, sino uno de los últimos ejemplares de lo que constituyó el exilio español y la lucha contra el relato cultural de la dictadura, a partir de su célebre esperpento coral, La corrida franquista, hito que marcó el inicio de una destacada carrera profesional en la prensa francesa, país en el que vivió exiliado durante más veinticinco años.
Más allá de su pericia en el trazo como dibujante, su principal aportación a la historia del dibujo es la de su concepción del mismo: el humor gráfico es periodismo, pero también es arte, una conjunción de la ética con la estética, como queda patente en sus caricaturas y también en la labor realizada a través de ocho décadas que comenzaron en el diario Patria, de Granada, continuando en Madrid con publicaciones en Sábado Gráfico, Pueblo, El Español o el diario Madrid entre otros. A partir de 1959, ya como exiliado, trabajó en medios de comunicación como Le Canard enchaîné, Le Monde, Le Monde Diplomatique, L ́Humanité y luego, al regresar a España, en numerosos medios como la histórica revista Triunfo, El Independiente, El Mundo, Interviú o Diario 16.
A todo ello, suma sus exposiciones personales y colectivas, así como su participación en programas de radio y televisión, o sus libros: desde El general franquísimo o la muerte civil de un militar moribundo, Cenizas de un mar en llamas o Vida y milagros de Jesulín de Nazaret, pasando por el atrevido Me cago en el quinto centenario o La verdadera historia del gayumbo milagroso, citando algunos de sus más de treinta títulos publicados.
En 1985, se retira del trabajo periodístico, instalándose en España. A partir de ese momento, se dedica a pintar y a hacer exposiciones monográficas. Entre sus últimas muestras citamos Lorca y sus Amigos, Mujeres de mis sueños, La Generación del 27, Cosmogonía Republicana, Homenaje a Francisco Ayala, Besitos desde Sodoma y A la Pintura, entre otras; en ellas, expone piezas de pequeño, mediano y gran formato, dedicadas básicamente al género de la “caricatura”, término tradicional que en los últimos años muta en “etopeya”, por considerar que expresa más fielmente aquello que pretendió siempre: reflejar en sus cuadros la vida y la obra de los personajes, obviando la fisionomía como centro de la representación y creando, al mismo tiempo, una iconografía propia que lo hace singularmente incisivo.
La vida de Vázquez de Sola fue larga y fructífera, siendo una de sus etapas más importantes su trabajo en Le Canard enchaîné, uno de los semanarios satíricos de referencia a escala mundial. En la capital francesa, tuvo diversas experiencias que hicieron de él un manantial inagotable de anécdotas e historias curiosas plenas de cercanía y humanidad, por ejemplo, ejerció como guardaespaldas secreto de Jean Paul Sartre, durmió una noche con Gabriel García Márquez, acogió a Enrique Morente, conoció la carpintería de Paco Ibáñez y las primeras canciones de Carlos Cano. Detenido en la prisión de El Hacho, en Ceuta —fue capturado mientras viajaba clandestinamente haciendo reportajes para Radio España Independiente— una campaña internacional logró liberarle. Regresó finalmente a España tras la muerte del dictador.
Tras su retorno a suelo español, concurrió a las primeras elecciones democráticas en la candidatura del PCE al Senado, compartiendo campaña con Rafael Alberti, que encabezaba la lista al Congreso por la provincia de Cádiz: Andrés no salió elegido y Rafael dimitió pronto para dejarle su escaño a José Cabral, de Trebujena.
Intentó abrirse camino en su tierra con el mismo oficio por el que era aclamado en Francia o en media Europa. Fue inútil: en 1996, fue encausado por el ministerio fiscal por un delito de injurias contra el presidente del Gobierno, Felipe González, por unas viñetas contra el ingreso de España en la OTAN y abandonó la revista El Cocodrilo, que dirigió, cuando el editor le pidió —sin suerte— que se inmiscuyera en la vida privada de Alfonso Guerra, entonces vicepresidente del Gobierno. Su firma pasó por muchos medios, desde El Mundo al Grupo Joly, hasta centrarse, con el respaldo de su compañera, Angélica Carmenate, en su obra pictórica, que ahora ocupa buena parte del Centro de Arte Contemporáneo de su ciudad natal.
En su trayectoria fue merecedor de distintos premios y distinciones, entre ellos, en 1972 en Bordighera, Italia, la codiciada Palma d ́Oro, el Nasreddin Hoca, en Turquía, en el año 1974, en 1987 fue investido Doctor Humoris Causa por la Universidad Autónoma de Madrid, en 2014 se le otorgó la Medalla de Andalucía, en 2015 fue proclamado como Hijo Predilecto de San Roque, en 2016 fue acreedor de Medalla de la Cultura de Monachil, localidad donde residió sus últimos años, también en 2016 fue distinguido con el Premio Internacional de Humor Gat Perich y declarado Hijo Adoptivo de la Provincia de Granada.
Por todo ello y por unificar, en su persona, la tradición artística con el compromiso personal como un hombre de su tiempo, por haber sublimado a través de su obra el aporte civilizatorio y cultural de hombres y mujeres de todos los tiempos, por su inquebrantable voluntad de colocarse siempre del lado de las personas vulnerables, utilizando con ese propósito su lápiz, su pincel y su palabra, por su generosidad material e intelectual, consideramos que su figura es merecedora de la Medalla de las Bellas Artes, aunque fuere, como es el caso, a título póstumo.